2019(e)ko otsailaren 6(a), asteazkena

Campaña (Valhalla) del Valle de Loth (I)


Elune, misteriosa elfa tileana sin habilidad reseñable

Sam, halfling diplomatico venido desde Sartosa
Rodrigo, halconero de Estalia
Javivi, druida iniciado de Taal
Mihail, deshollinador de Kislev


El Paso, Valle de Loth (Invierno del 2550)

La travesía se cobró la vida de la mayoría de la caravana. Las ventiscas, el hambre y los ataques de los esclavistas la diezmaron hasta reducirla a una lastimosa marcha de media docena de fantasmas hambrientos. La desesperación os unió hasta vislumbrar las murallas de la primera ciudad del Paso. 

Aguilera, fundada tiempo atrás por Dieter y su orden de caballería. Refugio de pobres, exiliados y aventureros errantes. Las guerras y las pestes del Viejo Mundo han convertido este viejo enclave en un crisol de culturas.

Aguilera


El grupo, reducido a cinco personas, antes unidos por la desesperación, ahora caminan juntos por necesidad. Necesidad de comer, de descansar y de prosperar. La primera muestra de simpatía vino de la buena voluntad de Mathilde, la dueña de la Posada del Oso. Les cedió camas y comida caliente por un lapso de siete días. Suficiente para ganarse la vida, pensaron.

Pronto conocieron al ilustre alquimista de la villa, el magnifico Mehmet. Les ofreció trabajo recolectando plantas e ingredientes algo más extraños, que con más o menos fortuna lograron encontrar.  Fue en este pequeño trabajo donde conocieron las penurias de las heladas montañas que rodean el Paso, aunque mayores fueron los problemas morales que suscitaron las primeras tintineantes monedas ganadas por el grupo. 

Sin embargo, el poco dinero ganado honradamente no era suficiente y pronto descubrieron la generosidad del gremio de artesanos enano. No dudaron en aceptar el encargo que Godri les encomendó. Viajar al norte, hasta las montañas de las cuales hace no tanto tiempo escapan y encontrar los restos de un embajador enano tiempo atrás asesinado. Allí reposarían ciertos documentos que los orgullosos artesanos buscaban.

Las dudas ante tan extraña misión afloraron únicamente cuando, en medio de las nevadas cumbres, se dieron de bruces con los cadáveres medio devorados de algunos mineros y la insaciable hambre de un lobo enorme que tuvo por bien degollar el pragmático Mihail.

¿Para que querrían los artesanos de Aguilera las cartas selladas de un embajador enano muerto hace siglos?


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