Cadáveres calcinados, sangre, fuego y ceniza. Bogenhaffen se ha convertido en un pozo negro y oscuro que no cesa de vomitar horrores incontables venidos de otros planos. Los demonios campan a sus anchas y vosotros tan solo podéis observar los estragos de vuestro fracaso.
Grummdar el ogro, os abandona por la noche en unas colinas cercanas donde os escondíais. Al despertaros os encontráis con un par de caras conocidas entre los supervivientes de la masacre. Wolmar y Gilda, los acompañantes de Josef (el amigo de Delezar). Os suplican ayuda para salvar al viejo borracho que tan testarudo como siempre, se ha quedado en el puerto intentando salvar el Berebelli, su barco.
Tras la insistencia del hechicero, lo rescatáis y huis del Portal del Caos para que días después ser abordados mientras navegabais remontando el río por una banda de mutantes. El combate es corto y sangriento, y sin pestañear os hacéis cargo del nuevo barco, lleno de lana bretoniana. Josef se despide de vosotros tras enseñaros los rudimentos de la navegación por el rió y en pocos días llegáis a Weissbruck, donde vendéis la lana y escucháis el rumor de la muerte del Principe von Tassenick en su expedición a las Montañas Grises. Parece que el destino os sonrió en Altdorf aquel día que hoy os parece tan lejano. Las malas lenguas relacionan este suceso con alguna rencilla entre los condes de Talabecland y Ostland.
En la capital del Imperio, vendéis el barco y compráis una barcaza de rio, llenándoos los bolsillos como nunca antes hubierais imaginado. Pero Otto, aunque creiase dichoso, pronto se da cuenta de que la Mano Purpura aún lo sigue por una deuda ajena. De todas formas, la noticia mas reveladora se da cuando Delezar descubre una carta en el libro robado a Teugen. Parece ser que una compañera suya, de nombre Etelka Herzen, se esconde en Grissenwald y fue ella quien le proporciono lo necesario para realizar el ritual que cuyas consecuencias todos conocemos ya. Esta hechicera parece pertenecer a una secta llamada la Corona Roja, aliada de la Mano Purpura a la que pertenecía el comerciante de Bogenhaffen.
Con todo esto rondándoos la cabeza, Delezar sugiere marchar a Delberz, su hogar, en busca del consejo de su maestro. Allí, Hyeronimous les sugiere dar caza a esa bruja, pues los practicantes de las artes oscuras han de ser siempre perseguidos y erradicados. El maestro ordena a Delezar miembro de pleno derecho de los Umbramantes, y le encomienda ser digno merecedor de tan ilustre mérito.
Con el renacido ímpetu de aquel que busca la gloria, os embarcáis Reik abajo hacia Grissenwald. Aunque por el camino os topáis con ciertos enanos y una Posta de Señales en construcción. Los ingenieros os piden auxilio pues muchos de ellos han desaparecido en las anteriores noches. La amenaza venia de la propia torre y tras acabar los necrofagos que se escondian en un piso subterráneo y secreto que debió ser la guarida de un antiguo mago.
Allí encontráis un mapa donde se señaliza las Tierras Áridas, cercanas a Grissenwald. Finalmente descubrís una puerta secreta que sin la llave necesaria no llegáis a abrir.
Etelka y Grissenwald, las Tierras Áridas y la Corona Roja...
Un nuevo Portal del Caos ha sido abierto en el corazón del Imperio a menos de dos semanas de Altdorf y no hacéis mas que ver oscuros nubarrones ensombreciendo todo aquello que amáis.
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