En el último combate frente a los hombres rata, intentando evitar que ese mineral caótico cayera en malas manos, nuestros héroes demostraron de que estaban hechos.
Heridos, y viendo la derrota cercana, los skavens decidieron acabar desesperadamente con sus enemigos. Mientras que Dieter, caballero de la Orden de Aguilera (único miembro de la orden por ahora), y Otto el batidor se enfrentaban a las ratas del clan, el líder de la expedición decidió acabar con Delezar el umbramante.
Y lo habría logrado, doy fe de ello, si no fuera por nuestro líder de masas, nuestro querido comisario del pueblo, Otto. La daga del enemigo apareció entre las sombras, dirigida a asestar la herida mortal que acabaría con el mago. Pero el antiguo cochero, previó el movimiento del skaven y dejando atrás a sus contrincantes interceptó el puñal.
El Imperio se cobró una victima más, una alma anónima que engrosaría las filas de los sacrificados por su gloria. Otto no tendrá una tumba en ningún panteón, nadie lo recordará como el héroe que fue y se pudrirá en algún hoyo cercano al Reik. Otto salió de su Ostland natal en busca de aventuras y riquezas, dejó atrás su tranquila vida de cochero y cambió el carro por la espada. Y pagó el precio del hierro.
Tumbas Anónimas
Otto von Bismarck, batidor, ex-cochero: Muerto en combate (2.capítulo, Muerte en el Reik) por un jefe de garra.
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