2016(e)ko martxoaren 6(a), igandea

La Inocencia Perdida (II)



La Campiña Bretona

Al día siguiente, nuestros tres aventureros, vestidos como campesinos, salen a caballo desde el escondite de los herrimaults con destino a Dax. Cabalgan toda la mañana por los senderos y caminos bretones, observando que a pesar de ser un región eminentemente agraria, se ven numerosas minas en las faldas de las montañas. De vez en cuando, carromatos llenos de cobre y otros minerales se cruzan con ellos e intentando no levantar sospechas apartan los rostros ante las atentas miradas de los guardias.

Al mediodía comienzan a verse rodeados por campos de trigo y labranza. Aquí y allá los campesinos los miran recelosos y no es hasta llegar a las cercanías de Châlons cuando paran para observar algo sospechoso. Cerca de ellos, una pareja joven de campesinos parecen estar dejando en el linde del bosque a un recién nacido. Conociendo ya lo virtuosos que son nuestros protagonistas, no dudan en acercarse para preguntarles qué demonios están haciendo. Al parecer, ante los escasos medios que tienen para criarlo, han decidido entregárselo a las hadas del bosque para que lo protejan y lo críen.


Según las tradiciones y creencias de los bretones, los espíritus y hadas que viven en los bosques acogen a los niños y niñas de Bretonia para criarlos a lo largo de su infancia. Muchas veces, estos niños son secuestrados misteriosamente, y otras, son los propios padres quienes les entregan sus criaturas. Al cabo de unos años, muchas de las niñas vuelven a sus hogares convertidas en damiselas del Grial, una especie de sacerdotisa que juega un papel clave en la religión bretoniana. Los niños sin embargo no vuelven a aparecer jamás.

Estudiosos y eruditos imperiales de Nuln y Altdorf creen que esos espíritus y hadas no son más que los elfos que viven en los bosques de Bretonia. Los conocidos comúnmente como elfos silvanos entre los imperiales, o como los llaman el resto de elfos, los Asrai.
Dieter ni corto ni perezoso les hace entrega de una cantidad considerable de dinero, aconsejándoles viajar hasta las tierras de su Orden de Aguilera, donde no les faltará de nada. Ellos, agradecidos, aceptan.

El Infanticidio de Châlons

Tras salvar la vida del pequeño deciden descansar en la aldea cercana de Châlons, donde según van llegando, se acercan los lugareños atraídos por tan exóticos viajeros. Rodeados por la gente, pronto cazan su acento, y lo que es más importante, también descubren que Delezar es un practicante de las artes arcanas. Ignorantes y supersticiosos los aldeanos empiezan a ponerse nerviosos y Delezar, que tiene malos recuerdos sobre esta clase de situaciones intenta poner distancia entre los campesinos y su cuello. 

Pero la mala suerte hace que el caballo, viéndose rodeado, se encabrite y con una coz destroza el cráneo de uno de los niños de la aldea. El grupo, viéndose apaleado y asesinados por la turba intentan tranquilizarlos y llegan a acordar una compensación económica por la desafortunada muerte. Pero el mago no está dispuesto a pagar. La cara de Dieter y Floki es un poema.
Finalmente son ellos quienes pagan, marchándose corriendo de allí.


Dax y el Santuario de la Dama

A lo largo de los siguientes días, y hasta la llegada de Dax, los héroes deciden evitar los pueblos y caminos más transitados. Gracias a un comerciante descubren la manera de entrar al pueblo de Dax por un pasadizo secreto, previo pago por supuesto. Será este comerciante también quien les explique algo que llevan viendo todo este tiempo que llevan recorriendo Bretonia.

Honrado comerciante bretón


Cuando entraron en Châlons, observaron que todo niño llevaba siempre encima un muñeco de trapo o de madera que mejor o peor, intentaba asemejarse al propio niño. Al parecer, este es un truco ancestral para confundir a las hadas, que al no saber cuál de los dos es real, muchas veces se llevan al muñeco en vez de al niño real.

Empapándose de la cultura local, llegan al tercer día a Dax. Dejan los caballos en una posada, y al abrigo de la noche se escabullen hasta el Santuario de la Dama. .  El santuario tiene una gran cristalera con la imagen de la Dama y lo alumbra varias velas que hay alrededor. Al sentarse en los bancos las llamas de las velas crepitan y un golpe de viento las apaga. Seguidamente se abre una puerta lateral y entre las sombras pueden ver a una mujer, envuelta en una túnica blanca, con rasgos afilados e increíblemente bella. Sus cabellos dorados y ojos azabaches llenan la estancia.

Atónitos, escuchan como la Damisela les pide por favor que sigan luchando justamente y con honor los peligros que tendrán que afrontar aquí. Dax corre el riesgo de sucumbir a las mismas amenazas que anteriormente han enfrentado los héroes. Es por ello, que cree justo y necesario que sigan plantando cara. Dicho esto, les extiende la mano y uno a uno la besa, sintiendo la piel áspera y gélida de la dama.

Ella se da media vuelta y al salir, comienzan a tañer las campanas del pueblo. Al salir, ven aterrorizados como los guardias del castillo del conde están intentando luchar contra unas criaturas de ultratumba. Decenas de esqueletos, zombies y tumularios, reanimados por las artes oscuras.



2 iruzkin:

  1. Como auténticos héroes solucionan todos sus problemas y entuertos con dinero. Como Jordan Belfort o Emilio Botín.

    P.D.- Delezar rata

    ErantzunEzabatu